miércoles, 12 de octubre de 2011

Lo que peor llevo del paro

Lo que peor llevo del paro es cuando me preguntan si estoy en paro. La respuesta que adopte, sea cual sea, suena a justificación, como si estar en paro fuera por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, e inmediatamente después me veo a mí misma con nueve años sin querer ir a la catequesis por odiar la frasecita en cuestión y al sacerdote que obligaba a los niños a golpearse el pecho mientras la recitaban; y ah... lo que peor llevo del paro inmediatamente después es el apagador de deseos de compra de libros y de idas al cine de mi subconsciente. Es implacable, me dice: NO, nada de libros nuevos ni cine, que los ahorros vuelan si no los controlas. Así que me he sacado el carné de la biblioteca pública que hay junto a mi casa y voy y vengo por las calles pisando las hojas secas, como sólo puede hacerlo un ocioso, en paro, si ya lo sabía yo...

En la biblioteca me he pillado algunos libros. Hoy destacaré 'De mecánica y alquimia', de Juan Jacinto Muñoz Rengel, porque aunque el estilo que emplea me deja un poco fría (fría de otoño tras haber leído inmediatamente antes a Günter Grass) sus cuentos historiados sobre el hombre y su ambición, ambientadas tan lejos que parece que no nos tocan, se me quedan pegados al cerebro como melaza en las horas en las que el buscar trabajo me da un respiro. Yo estoy parada, detenida en el tiempo, como sus narraciones, y sin embargo piso hojas secas, camino. El final está cerca.