martes, 19 de marzo de 2013

No te preocupes por nada

Ya sé que dije que iba a estar más positiva, pero sinceramente, siempre que escucho esta frase (y no sólo de boca del gobierno de turno) me echo a temblar. Si alguien me dice que no me preocupe por algo yo me lo imagino dándose la vuelta y redactando mi panegírico, y lo único que me lleva a esta conclusión es la experiencia pura. Tuve un trabajo donde tardaban meses en pagarnos y el jefe vino desde Madrid a tranquilizarnos y traernos las nóminas antes de que nos fuéramos de allí con los Mac bajo el brazo: ‘No os preocupéis, mañana las ingreso’, y a la mañana siguiente lo que vimos fueron las fotos que le habían hecho (un compañero de Deportes, las cosas en el periodismo no pueden ser más cutres) en la noche más putera de su vida, metiéndose nuestras nóminas por el tabique de platino directamente desde el escote de una guarra; y bueno, nunca más se supo. Ahora que tengo ya una edad y que se supone que debo actuar con cabeza y estar alerta de los ‘Tú no te preocupes’ es precisamente cuando no dejo de escucharlos por todas partes. Al final no pillé cacho con Sed de Mal, pero sí que se acostó con una amiga del instituto hace poco, a la que y le dijo, ‘No hay condones, pero tú no te preocupes’, y ahora mi amiga está esperando los resultados de unas pruebas para ver si le ha pegado una clamidia. Mi agente literaria me dice ‘Conseguir publicar tu libro con tu estilo es difícil, pero tiene mucha calidad, tú no te preocupes’, y veo que no saldrá jamás del cajón de mi mesa. Han echado a cuatro compañeros por motivos tan absurdos como mandar un informe sin grapar o publicar un contenido con tres palabras pegadas, pero me dicen ‘Tú no te preocupes’, y sé que es para ir ahorrando para comprar el billete a Sudamérica. La conclusión que saco de todo esto es que siempre hay clases, unos que, pase lo que pase nunca se han de preocupar por nada, y otros a quienes nos han de decir continuamente que no nos preocupemos para que podamos seguir sobreviviendo, consumiendo, actuando de un modo supuestamente moderno, teniendo fe, ya sabéis, si al final el que es pobre y chusma es porque se preocupa mucho y no piensa positivo, ya os lo decía yo. Take your pills and stay calm...

viernes, 8 de marzo de 2013

No more drama

Siempre me dijeron que convenía hacer caso de nuestros mayores, por eso, sin ánimo de ofender, he decidido seguir el consejo del último single de Fangoria, que lanza a los cuatro vientos que no quiere más dramas en su vida, que quiere ‘sólo comedias entretenidas’. Sí señor, ellos han aprendido más que yo de esta vida y saben perfectamente que lo superficial vende y que todo aquello que trasciende el estado puro y cristalino del ocio es desterrado, denostado y hasta negado. Que hayamos conseguido muchas cosas mediante la queja constante (derechos laborales ya casi olvidados, por ejemplo) ya no mola, ahora lo que mola es la sonrisa plana, el qué tal el finde y la cervecita de los viernes, aunque sea con gente a al que escupirías en la cara si no tuvieras que compartir con ellos un reducto de la oficina. Yo, que soy un ser oscuro desde niña y que con el tiempo me he ido dejando ganar por cierta ranciedad intelectual que me resulta muy atractiva en el género masculino pero que se ve a todas luces que no está permitida en el mundo femenino, he decidido claudicar. He de ocultar mi condición, mi convicción de que todo es mierda líquida, y actuar como si acabara de salir de una vaina (pero de una vaina de la positividad, claro está). No sé si lo conseguiré queridos, espero que me deis muchos ánimos y me invitéis a algún trago a horas intempestivas (¿las doce de la mañana?) para sobrellevarlo. No poder cagarse en todo va a ser un auténtico esfuerzo espiritual para mi, sobre todo ahora que la vida me sonríe y la gente me dice que tengo que estar contenta por tener un trabajo en el que, con dos licenciaturas, tres master y un doctorado, gano 647 euros limpios al mes sin pagas extra. Qué felicidad. Ocultar mi condición, ocultar mi condición, permitidme que me lo repita. Me acuerdo ahora mismo de una amiga del instituto, que decidió contar en su grupo de confirmación que había decidido ser lesbiana. Por más que yo le recomendara que ni se le ocurriera soltar semejante bomba en dicho foro ella hizo oídos sordos y fue desterrada de inmediato, no llegó a confirmarse nuca, huelga decirlo. Cuando después de mucho insistir consiguió quedar con una de las compañeras de la comunidad para tomar un café se quedó de piedra al escuchar el argumento de la otra: ‘esas cosas te las callas para ti, a nadie le interesa saber la basura que tienes dentro de la cabeza, si te sientes mal, pues finge’. Creo que es el secreto de la vida, no les digo más que me voy a recolocar la peluca. Que tengan un buen día!