viernes, 28 de marzo de 2014

He leído algunas cosas que no creeríais

La baja maternal dio para poco, pero he leído algunas cosas que no creeríais, como ‘Tenemos que hablar de Kevin’, de Lionel Shriver. Sí, ya sé, un mega libro en forma de carta falsa (falsa falsísima, pues en ella cuenta a su marido diálogos completos de los dos, qué cosa extraña se me hace esto siempre) con narrador madre de clase alta americana a la que le sale el hijo psicópata. Igual no es lectura apropiada mientras acunas a un bebé, y puede que por eso no me identificara con la protagonista en su intento de escurrir el bulto sobre cómo le salió el hijo. ¿Realmente necesitaba tantas páginas para auto justificarse? Me daban ganas de meter la mano dentro de la historia y zamparle un par de bofetedas a todos, al hijo, a la madre, y al padre, todos habrían pillado rasca. Zas, Zas. Leí también ‘Cuatro por cuatro’, de Sara Mesa, que me decepcionó un poco (en el libro de relatos ‘No es fácil ser verde’ sus ideas, su prosa, me prometían algo más, aunque tiene en relato, ‘Hormigas’, que aún recuerdo por haber pensado que desentonaba completamente con el resto del volumen). No sé, la historia de ‘Cuatro por Cuatro’ se me queda huérfana, cojita, de esas veces que sabes que te falta algo pero no puedes precisar el qué; parece que da una idea interesante en la que no ha querido ahondar, el poder, qué mierda el poder, y ya, no sé por qué no se moja, me falta que se moje, arder o helarme, la tibieza me enferma. Leí ‘Intemperie’, de Jesús Carrasco, que me mantuvo enganchada a la historia pesar del estilo. No tengo nada en contra del estilo, pero me harta. Tanta palabra específica me hacía agradecer estar leyéndolo en e-reader. Con Intemperie me pasa un poco igual. Qué mierda es el poder, qué injusto. Y ya. Es una historieta desagradable, agradabe de seguir, no le veo el para tanto. He leído más, pero no me acuerdo. Sin duda mi aterrizaje de nuevo en el vino me ha dejado sin neuronas.
En la foto Ezra Miller, que es capaz de mirar con mucha mala leche acumulada en la película, aunque en el libro, la madre, que narra, dice que nadie más que ella se daba cuenta. Oh.