martes, 8 de marzo de 2011

'Rosas, restos de alas', y 'Nada es crucial'

Tengo una amiga que también escribe, bah, se me hace tan difícil denominarnos escritoras a nosotras, que no ganamos dinero con ello, que nos conocemos desde niñas, que lo único que hacemos cuando nos juntamos es hablar de todo menos de literatura; pero sí, no diré que hablamos sólo de tíos y de reglas, no, no puedo ser injusta, ya que también hablamos de facturas, de formación, de cosas que se pierden para siempre, y sí, asiduamente, nos recomendamos cosas para leer. Ella está muy obsesionada últimamente con dos hitos literarios en concreto: que sólo le queda un libro de David Foster Wallace por leer de primeras en esta triste vida (y encima está inacabado, pobre), y dos, su ‘descubrimiento’ personal de la figura de Pablo Gutiérrez como escritor contemporáneo mínimamente prometedor. En lo primero la comprendo (la muerte de Wallace me sigue conmocionando como conmocionó en su día la muerte de Kurt Cobain a miles de adolescentes perdidos), en lo segundo me lo estoy pensando, creo que necesito más pruebas para entrar a valorar su pasión.

Lo primero que certifico es que este escritor no tiene buena mano con los títulos (jamás me habría comprado su primera novela de no ser por la insistencia de mi amiga), lo segundo es que tampoco tiene buena mano con los finales (ni en la primera, ni en la segunda), pero en medio, ah, en medio, en medio hay literatura interesante, sí, un gusto por la palabra, por la imagen literaria que me conmueve, unas ganas de remover al lector, de pincharle con alfileres, de darle collejas para que despierte, sólo por si está dormido, por si acaso, la novela es tan ochentera que me produce escozor, es tan actual como cualquier página de periódico, pero mejor escrita, eso sí, con un final de dedo en el ojo que no comprendo.

Mi amiga sigue su blog, y aunque yo en principio recelo de cualquier escritor que haya sido periodista (¿será mi odio hacia Pérez Reverte el causante de ello?), al final yo también me he hecho asidua (parece que él renegó también de la profesión hace tiempo), pero lo dicho, necesito más datos para juzgar, a ver si hay suerte y su libro de cuentos gana el II Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero, para el que resulta que es finalista junto con otros seis escritores, a ver si hay suerte, digo, y lo publican, y podemos juzgar sobre una base más amplia... De momento, el título del libro de cuentos finalista, ‘Ensimismada correspondencia’, no mejora, esperemos que su prosa siga siendo interesante, pues.


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