lunes, 27 de febrero de 2012

Psss, psss, he aquí un ejemplo que confirma la regla. ‘Martino y Martina’, de Jose Carlos Carmona

Mi amiga la que también escribe me pinchó de nuevo para ir a la presentación de un amigo suyo el jueves. Ella sabe de mi naturaleza débil y se pasa por el forro lo que escribo en este blog. Tres tazas. No me dejarás sola, me dice; por favor, que no me obligue, pienso yo, pero no me sirve la súplica, anda, si al final te gusta ir de figurante, me dice, la muy perra, debe de ser masoquismo. Y allí me planto, en la presentación de ‘Martino y Martina’, nada más y nada menos que hablamos de Planeta y de un autor malagueño residente en Sevilla. Mi amiga llega tarde, la muy penca, y yo escucho con interés la perorata del autor, muy amigo de mi amiga y al que no había leído pero pensaba (18 pavos me hizo gastar en el libro, había que amortizarlo, digo yo). El escritor decía algo, decía cosas, defendía lo siempre interesante: la frontera del yo en la obra. Más o menos algo así como el del libro soy yo pero no lo soy, es mi historia, pero no lo es, algo que comprendo muy bien y me parece muy lógico, pero me dio cierta pena que el hombre tuviera que justificarse de ese modo, por lo que traté de imaginarme la calaña de su público planetario. Luego llamaron del curro y me salí a hablar por el móvil, así que me perdí el final de la presentación. Cuando volví, mi amiga estaba ya en la puerta, me dijo: ya se ha acabado todo. ¿Y las cervezas post acto? No hay. Mierda. Las cervezas son lo mejor de las presentaciones. No hay, todo el mundo tiene muchas cosas que hacer. Así que la maldije mil veces, me fui en el bus y me puse a leerme el libro. Este tipo tiene dos huevos, pensé, escribir en el sur sobre su relación con una menor de 15 años sin ser un tío guapo, já, el libro resulta divertido, el estilo es rápido, casi no te da tiempo a que saques conclusiones. Gasto en móvil más de lo que debería para esta tarde, pero llamo a mi amiga, la que también escribe y me lía como quiere, ¿tú lo has leido?, le pregunto, la primera versión, me dice, no sé cómo estará de descafeinada; y yo gozo, me imagino la tijera, pero aún así, aún así, planeta, un maestro con su alumna menor de edad, já, que era el escritor pero no lo era, con una historia que es de escritores, donde yo también podía ser yo a cada segundo, pero no lo era, literatura. Aunque no hubo cerveza, quiero ver una pequeña vela (no hablemos de luz, no es para tanto) al final del túnel literario andaluz. ¿Qué es la vida sin optimismo?

2 comentarios:

  1. Hay panorama literario en Andalucía. No sé si ponerle interrogaciones o admiraciones (signos de) a esta frase. Sola, no la veo. Y es una lástima, claro. Pero siempre ha sido así. ¡Quién sabe porqué!. Ahora bien. Yo creo que hay panorama literario "andaluz". Fuera, donde están las editoriales. Ahora sería un buen momento para desarrollar un proyecto de una gran editorial digital (que el futuro ya está aquí) antes de que Amazón nos fagocite del todo. Pero hace falta alguien que crea en ello y tenga medios. No sé si hay de eso.

    Suelo ir de vez en cuando a las presentaciones de libros, sobre todo de amigos (sobre todo en Cádiz, o, Sevilla), incluso cuando sé que van a decir eso que tú le escuchaste (perdona el tuteo, no nos conocemos, pero es la costumbre)a J.C.C. y, la verdad, eso de no poner unos vinos... que sé yo; así no vamos a ninguna parte ¿no? :-)

    Un saludo.

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  2. Mmmm, no era por el vino, per se, manolotel, sino por la oportunidad de departir con uno en la mano, pero sí, hombre, sí, también por el vino, si no, ¿de qué Bukowski?

    ¿Conoces al autor? Yo no pude ser presentada (móvil, invento del diablo), pero mi amiga la que escribe sí que lo conoce. Yo me he leído el libro y ah, he gozado bastante (a pesar del estilo, que no me llama mucho) del personaje repulsivo que ha creado... La representación pura del egocentrismo, hasta el último punto y final, magistral.

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