martes, 20 de marzo de 2012

He escrito demasiados mails últimamente: ‘Ensimismada correspondencia’, de Pablo Gutiérrez.

No quiero ensalzar a este escritor (sólo para no penséis que me repito), pero leyendo este libro de relatos, sobre todo el último cuento, me percato de que he escrito demasiados emails últimamente. Demasiados emails y muy pocas cartas. Los emails son más rápidos, más cortos, y por eso digo en ellos muchas más cosas innecesarias, más mentiras. Las cartas cuestan más trabajo, la mano va más lenta que la cabeza y da tiempo a reflexionar más, a no escribir como una idiota algo de lo que pueda arrepentirme.
En ‘Ensimismada correspondencia’ veo de nuevo los temas estrella del autor (la falsa de la religión, la adolescencia revolvedora), y me hacen también gracia los cuentos sobre escritores (últimamente este tema del escritor descrito me persigue), pero sólo con el último cuento ya querría leer más cosas de este tipo si no las hubiera leído ya.
La carta como terapia, la carta en la que el remitente se vacía, el exorcismo. Cuando escribes una carta (a mano, con un boli de esos que te manchan de tinta la piel si vas muy rápido) te la escribes a ti, ¿quién piensa realmente en el destinatario?, yo no, yo nunca.

Leyendo ‘Ensimismada’ me he acordado de la última carta a mano que envié. Hace siglos. Me gustaría leer de nuevo aquella carta (quizá le mande un email con esta frase, porque era una carta para mí más que para él), ¿me la escaneas? Escribir en un blog es como mandarme un mail a mí misma , y ya sé que me estoy engañando, que nunca haré esa petición, qué pretenciosa, no sé por qué pienso que aún debe de guardarla.


No hay comentarios:

Publicar un comentario