jueves, 28 de junio de 2012

Cuenta con un NO

Ayer fue un día de carambola, tenía pensado ir al cine sola y hacerme la lánguida viendo una de Wes Anderson, pero en la puerta del parking me encontré con una amiga. Fue justo ese momento en el que te quedas parada y a partir de ahí ya no sabes cómo vivir, porque por una parte te asusta que se rompa el status quo, pero por otra, sabes que te asustaría que no se rompiera. La opción tomar cervezas con amiga fue bien acogida a pesar de que una vez tenía la rubia helada en la mano me sintiera un poco fuera de lugar; estas cosas pasan, mis amigas son estilosas, pero no son Wes Anderson, es muy difícil salir vencedor de eso dentro de mi mente enferma y en permanente estado de alerta. Hay muchas cosas que se me tienen que resolver esta semana (que buen inicio para un relato: “Mi vida se resuelve esta semana.”), pero a pesar de que compito para todas ellas supuestamente en igualdad de condiciones que el resto, todo el mundo me dice que cuente con un NO. En mayúsculas. No sé si me lo dicen porque en el fondo nadie confía en mi suerte, o si lo hacen porque temen que si espero un sí, y luego no, me corte las venas en una bañera de agua tibia (no está Sevilla para más calores, la tibieza, siempre detestable, se haría mi aliada). No soy partidaria del suicidio, me va más la huida cobarde, el decir se me hace tarde (porque es difícil soportar más tergiversaciones de la palabra empatía en lo que la cerveza tarda en recalentarse a 43 grados a la sombra); y luego lo normal, ¿nos veremos este verano?, bueno, pues ya si eso, pues eso; y en realidad ya lo sabes, el teléfono estará mudo, sólo os unen ya las casualidades, esto es, cuenta con un NO.

3 comentarios:

  1. Mierda, Diva, que antisocial estás, das asco, querida, vayámonos de cervezas. Tu muy mejor amigo.

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  2. El No siempre será esa palabra oscura, larga e imposible de desentrañar, que cuando crees por fin entender, resulta significar lo contrario. Nunca querría vérmelas cara a cara con un NO. No, desde luego que no. Yo no.

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  3. La cosa es que el viernes no me dijeron ni que sí, ni que no, eso de pudrirme en la incertidumbre es lo que realmente se me da bien, me pone la piel más tersa.

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