miércoles, 27 de junio de 2012

Oportunidad y descreimiento

La buena literatura ha vuelto a mí (La última noche, de James Salter) y yo recupero la fe en las letras impresas. El libro ha sido un regalo, del ex becario, por mi cumpleaños. Él dice que no comprende cómo los dos perdemos esta oportunidad, cómo me empeño en alejarme de él sólo porque no acepto que entrara con una beca y se quedara con mi antiguo puesto de trabajo por el simple hecho de ser un tío. Acéptalo, me dice. No sé, se me hace raro que mis ex jefes me den por el culo poniendo a un tío en mi puesto y que encima, yo me deje follar por él de manera voluntaria. El ex becario cree que es cosa de autoestima, pero yo estoy atrapada por ese concepto, la relación está podrida desde ya, no me puedo quitar esto de encima con un manotazo, como a una mosca molesta, no puedo hacer como que no lo he pensado.

2 comentarios:

  1. Ah, La última noche!!! Ese libro lo redime a uno de todo. Incluso de sus crímenes. Ese último relato suspende, por un momento, la respiración, el pulso, el escepticismo. Todo. Y no pasa nada. Se puede vivir sin todo eso, mientras se pueda seguir leyendo toda la vida a Salter. Se ha ganado usted un seguidor para toda la vida. Me dan igual sus crímenes.

    ResponderEliminar
  2. Puedo decir lo mismo de usted desde el post sobre el pie del niño muerto.

    ResponderEliminar