viernes, 13 de julio de 2012

El gran desengaño

No se pueden sacar a la palestra cosas del instituto y no quedar impregnado de su melaza o de su mierda. La adolescencia, esa gran hija de perra. Tengo un buen amigo en Madrid que me dijo una vez que ya podía dar gracias al gran fiasco de mi vida (que sucedió en tiempos del BUP y el COU), porque sostiene la teoría de que un escritor que pretenda tener algo que decir no puede menos que haber sufrido en su vida al menos un gran desengaño. Yo soy más de la opinión de que con ser buen observador basta (ya si se tienen rayos X en los ojos como Cortázar o Foster Wallace, mis superhéroes favoritos, pues no te digo nada del disfrute), pero me interesa su idea ahora que leo ‘Los Lemmings y otros’. Lo leo porque es un libro que recomendó Pablo Gutiérrez a través de su blog cuando mi amiga la que escribe le preguntó por algo bueno que leer, y porque ella me lo ha pasado ahora que no tengo ni para pipas. Ya sé lo que los escritores tenemos que decir sobre la obra y el escritor y esa gran distancia insalvable (imagino que muchos de nosotros por no reconocer que escribimos sobre nuestro culo), y que el personaje es uno y no es uno, esos entrecomillados ya me los conozco, pero cuando devoro uno de los relatos de Fabián Casas no pienso en alguien que haya sufrido un gran desengaño en su vida y que por eso escriba, pues parece que es cada cuento el que esconde un gran trauma, contado a veces como una simple anécdota divertida, y puede que en eso resida su interés, en que no es fruto de una gran miseria, sino de muchas miserias todas juntas. Los libros que me interesan son como un Sálvame diario en letra impresa, pero no con impostura, sino con basura de la buena. A partir de Fabián Casas empiezo a entender que programas como ese y otros sean ‘lo que la gente quiere ver’. Tengo que hacerme mirar esto (igual también puedo insinuar algo sobre mi adicción a los Tigretones), aunque seguro que para conseguirlo me hacen hablar de la adolescencia, esa gran hija de perra.

2 comentarios:

  1. El tema de la basura me interesa especialmente. Reproduzco un texto de "A pregunta perfecta (o caso Aira-Bolaño)", que si bien está en gallego, no deja de entenderse. Basta que sepa que "lixo" equivale a "basura":
    O escritor ten un problema coa súa vida interior. Non hai escritor, sospeito, se non existen determinados problemas. Eses conflitos internos non se van solucionar nunca. Nin falta que lle fai ao escritor que se solucionen. Se o problema desaparece, o escritor desaparece. Aseguraba Philip Roth que para escribir o que fai falta é coller lixo, logo botar gasolina, logo máis lixo e darlle lume. Dicía que se o lixo era teu, a fogueira prendía ben e iso é o libro. Pero ten que ser lixo propio, da casa. Roth insistía en que o escritor debe ser honesto co seu propio lixo. Falando de lixo, Saul Bellow sostén en Mueren más por desamor, no que ando embarcado estes días, que «os individuos con cualidades sempre están metidos ata o pescozo no lixo da súa “vida persoal”», e que «a vida privada redúcese case sempre a un ramo de infortunios cun aderezo de trivialidades ou de inmundicia pura e simple».

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  2. Sin duda alguna, querido amigo, que viva la inmundicia.

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