lunes, 17 de septiembre de 2012

Anagramas

Todo se acaba, lo bueno y lo malo, lo que pasa es que nos damos más cuenta de que se acaba lo bueno porque no suspiramos aliviados, sino que miramos a un lado y a otro de la calle como si nos faltara el aire. Se me han acabado las vacaciones, y con ellas, ‘Anagramas’, ese libro de relatos de Lorrie Moore que en su día se empeñaron en decir que era una novela. Ha sido pecado llevarlo a la playa, este tipo de libros no deben llenarse de arena, porque la arena entre las tapas es como la arena entre las sábanas, que no te deja leer a pierna suelta, pero es que se me ocurrió que iba a ser mi arma de defensa contra la portada de ‘Cincuenta sombras de Grey’, que abrían ensimismadas todas mis compañeras de parcela playera. Seis tochos de sombras para un metro cuadrado de playa es mucha sombra, y yo que venía a tomar el sol, pensé, así que no pude más que parapetarme detrás de la Moore, para que los ligones de playa supieran que estaba allí para descansar y no para darle al cuero (ese placer, señores, ya lo tienen mis jefes sin necesidad de malgastar días de vacaciones en ello). Los ligones de playa no saben quién es Lorrie Moore, pero entienden cuándo una mujer ladra, porque Anagramas te deja en ese estado, el de querer cagarte en el género masculino y al mismo tiempo, pedirles que te acaricien el pelo mientras tanto. Moore no lo dice con estas palabras, pero el romanticismo nos pierde en el mismo grado que nos pierden nuestras ideas de emular la asepsia afectiva masculina, y ahora para mí los días de playa leyendo ‘Anagramas’ se han convertido en una bruma, de nuevo sin poder respirar del todo bien cuando veo al becario por los pasillos, pensando en que los amigos se mueren de la manera más tonta (pero nunca pensando en que yo soy también amiga de alguien). Bienvenida al trabajo que nunca sabes cuánto va a durarte. Bienvenida.

4 comentarios:

  1. Yo creo que los ligones de playa están en franco retroceso. Tal vez han descubierto que el futuro está en las bibliotecas, y que ligar con alguien pasa por entender a Heidegger. Dicho esto, todavía no he leído a Lorrie Moore. Tomo nota. Aunque su efecto me da escalofríos.

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  2. Por cierto, no sé si sabe que para hacer un comentario en su blog poco menos que debe uno pasar un psicotécnico. Creo que es más fácil acercarse a usted en una playa.

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  3. Serán cosas del Blogger, pues no tengo puesto cortapisa alguno para el arte del comentario y el critiqueo. Le agradezco en fin su esfuerzo.

    Sobre lo del retroceso de los ligones de playa, quizá es que se queda usted en playas de muy al norte, porque en el sur la competencia es feroz, se lo digo yo.

    Si se decide por la Moore, 'Pájaros de América' es mejor comienzo que 'Anagramas', aunque no recuerdo muy bien si el relato 'Cómo ser la otra mujer' está ahí o en algún otro (sin duda ese relato es el primero al que debe acercarse a pesar de que las instrucciones a usted no le sirvan).

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  4. En dos días tengo "Pájaros de América" en el buzón. Ya hablaremos.

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